martes, 2 de enero de 2018

“Quien no es agradecido en lo poco, tampoco lo será en lo mucho”



En estos días de navidades este año como otros mucho anteriores,  he realizado en el barrio de Valterra  diferentes actos solidarios en beneficios de aquellos que nada tienen, teniendo siempre presente que  jamás espero una respuesta de agradecimiento, por quienes no saben agradecer  y solo te piden en lugar de dar.

Me gustaría exponer con toda claridad que todos los actos que realizo en ese barrio de Valterra  lo hago de forma voluntaria, sin ningún tipo de ayuda de los organismos oficiales, solo cuento con las pequeñas ayudas empresariales y el trabajo voluntario de muchas personas, por lo tanto los vecinos poco o nada tienen que reclamar. A buen entendedor, pocas palabras bastan.”



A menudo, quizás nos descubrimos quejándonos de pequeños rechazos, de faltas de consideración o de descuidos por parte de los demás.

Quejarse es la mayor parte de las veces contraproducente. Cuando nos lamentamos de algo, el resultado es con frecuencia justo lo contrario de lo que intentamos conseguir.

¿Cuál es la solución a esto? Quizá lo mejor sea esforzarse en dar cabida a la confianza y a la gratitud. Sabemos que gratitud y resentimiento no pueden coexistir. La gratitud implica una elección constante. Puedo elegir ser agradecido aunque mis emociones y sentimientos primarios estén impregnados de dolor. Es sorprendente la cantidad de veces que podemos optar por la gratitud en vez de por la queja.


Hay un dicho estonio que dice: “Quien no es agradecido en lo poco, tampoco lo será en lo mucho”. Los pequeños actos de gratitud le hacen a uno agradecido. Sobre todo porque, poco a poco, nos hacen ver que si miramos las cosas con perspectiva al final, nos damos cuenta de que todo resulta ser para bien.

¡Qué fácil es decirlo y qué difícil es llevarlo a cabo!, ya que la mayoría de nosotros sólo nos preocupamos en la gestión del “día a día”, y no tenemos tiempo de pensar más allá del corto plazo.

En esta época de Navidad, son muchos los actos y trabajo que en ocasiones realizamos de forma desinteresada por los demás, buscando solo un poco de felicidad, para quienes en esas fechas lo necesitan.


En ocasiones tengo la sensación encontrada de  de dar alegría por un lado; el desencanto de no sentirme correspondida por otro. O de no recibir gratitud. O lo que es peor: que el boomerang lanzado con buenas intenciones retorne bruscamente, como suele ocurrir con algunos actos solidarios que suelo hacer en los barrios. 

Dar con alegría sin atisbo de tristeza o enfado cuando no se avista el calor en el momento que una lo necesita no es de lo más sencillo, pero te recompensa siempre la alegría que vas a dar aquellas personas, que realmente necesita una pequeña ayuda, me bastara una simple sonrisa para sentirme agradecido por el trabajo que por los demás realizo. 


Una sonrisa cuesta poco pero vale mucho
Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.

No hay nadie tan rico que no la necesite
Ni nadie tan pobre que no la pueda dar.

No se puede comprar ni pedir prestada
Tomarla o robarla; sirve sólo como regalo.

Y nadie necesita tanto de una sonrisa
Como quien se olvidó de sonreír.

Sonríe siempre, porque la sonrisa
es el mejor regalo que podemos recibir
y el mejor que podemos ofrecer.


Porque una sonrisa
Es la mejor cédula de identidad
Para caminar por la vida.