*Lucía y el Jardín de los Te Quiero*

*Lucía y el Jardín de los Te Quiero*

En una casa familiar en el municipio de Tinajo, rodeada de paisajes naturales y un cielo azul brillante, vivía una niña llamada Lucía. Tenía el cabello dorado como el sol y ojos brillantes como las estrellas. Lucía amaba pasar tiempo con su familia, especialmente con su mamá Poly y su papá Julio.

Pero también había alguien muy especial en su vida: su tía Yaiza. Lucía y su tía Yaiza eran inseparables. Jugaban juntas durante horas, inventando juegos y aventuras en el jardín y en la casa. Lucía adoraba la compañía de su tía Yaiza y sabía que siempre podía contar con ella para divertirse y recibir cariño.

Los fines de semana, Lucía también disfrutaba de la compañía de sus abuelos. Con su abuelo Antonio y su abuela Mela, jugaba a juegos de mesa y escuchaba historias de cuando eran jóvenes. Con su abuelo Yeyo Ginés y su abuela Yeya Isabel, jugaba en el jardín y exploraba el mundo natural.

Un día, mientras jugaba con su tía Yaiza y sus primos Luca y Valentina en el jardín, Lucía descubrió una puertita mágica escondida detrás de un árbol grande. La puerta se abrió con un crujido suave, y los cuatro amigos entraron con emoción.

Al otro lado de la puerta, encontraron un jardín mágico llamado el Jardín de los Te Quiero. Las flores cantaban canciones suaves, y los árboles susurraban palabras dulces. Un hada chiquitita llamada Brillita les dio la bienvenida.

—Este jardín es especial —dijo Brillita—. Aquí se guardan todos los "te amo" que se dicen en el mundo. Y Lucía, tú has creado este jardín con tu amor y tu corazón.

Lucía se sintió emocionada y curiosa. Caminó por los senderos del jardín, escuchando las flores y los árboles que susurraban palabras de amor. Una margarita dijo: "Te amo hasta el cielo, Lucía". Un árbol dijo: "Mi campeona, te amo con todo mi corazón". Y una flor especial dijo: "Tía Yaiza, te amo por ser tan divertida y cariñosa con Lucía".

Brillita le dio a Lucía una cajita brillante. —Cada vez que alguien te diga "te amo", esta cajita lo guardará. Y cuando la necesites, solo ábrela y sentirás todo ese amor otra vez.

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Lucía se sintió feliz y agradecida. Sabía que el amor de su familia era algo especial, y que siempre podría contar con él. Cuando salió del jardín, la puertita mágica desapareció, pero Lucía sabía que el amor seguía allí, en su corazón y en su cajita mágica.

Esa noche, Lucía se acurrucó entre su mamá y su papá, y ellos le dijeron: "Te amo, Lucía". Y su tía Yaiza le dio un abrazo fuerte y le dijo: "Te amo, mi pequeña". Lucía sonrió, sabiendo que el amor era algo que siempre estaría allí para ella.