¡Tachar a las misses de mujer objeto es puritanismo!
Intentar acabar con los tradicionales desfile de misses para unos, es un triunfo de los derechos de la mujer; para otros, un caso de puritanismo elevado a la enésima potencia
Dejar de enseñar el cuerpo es el siguiente escalón en la oleada de cambios que arrecia en todo el mundo desde que, en octubre de 2017, arrancara el movimiento #MeToo, imparable desde que varias actrices de Hollywood denunciaran al productor cinematográfico Harvey Weinstein por violación y abusos sexuales.
«Los certamenes de misses y sus participantes representaban y representan actualmente a una nueva generación de líderes femeninas,con su empoderamiento y talento, su impacto social y con su trayectoria de titulos académicos».
En los certámenes de misses no solo se valora el físico, hoy además es primordial la formación, educación,saber estar, elegancia y el respeto a la libre determinación de las mujeres de ser participe de este tipo de eventos, ya no existen medidas, edad o normas que impidan la participación de la mujer, en cualquiera de los certámenes de belleza existente.
Los certámenes de misses hoy ofrecen muchísimas posibilidades profesionales en el mundo de la moda, cine, televisión, teatro, publicidad, protocolo etc.
Hay enunciados que tildan la decisión de acabar con los certámenes de misses de ridícula -«dónde vamos a parar», «qué será lo siguiente, ¿prohibir los desfiles de lencería, o los bikinis en las playa o caminar con determinadas prendas por las vías publicas, terminarán las mujeres vestidas con " BURKAS" ?»-.
El fantasma se llama dictadura política e imposición personal a la fuerza. En el otro lado de la trinchera, dicen estas voces, está el puritanismo elevado a la enésima potencia, el feminismo radical está haciendo mucho daño a la sociedad actual.
Que se tilden a las misses de floreros, de mujeres objeto, de ganado vacuno, de pieza de carne o de ser simples culos y tetas, no deja de ser una barbaridad y una auténtica falta de respeto a los millones de mujeres que libremente le gustan las pasarelas y esté tipo de eventos.
La decisión de acabar con los certámenes de misses «es un golpe de efecto lleno de oportunismo». «Antes, una mujer en traje de baño era dueña de su cuerpo, ejercía su libertad>>«En los 60, el bikini fue también un símbolo de autonomía. Pero hoy hay un entorno feminista rancio que funciona a través de estereotipos. ¿Hablamos de mujeres adultas tomando decisiones o de proteger a las mujeres en entornos machistas? Mientras, se frotan las manos los conservadores, pues la exhibición del cuerpo está en cuestión. Una mujer en bikini puede ser instrumentalizada, o no.
No sé se puede permitir que nadie destruya los usos y costumbres festivos y un evento con más de 60 años de tradición e historia, un acto en el que nuestras jóvenes han obtenido muchos títulos nacionales e internacionales,con los cual han triunfado en su vida personal.
El escritor Fernando Sánchez-Dragó dice que su discurso será tildado de incorrecto e incluso de machista, pero quiere darlo. «Vaya por delante que los concursos de misses me han parecido siempre una horterada. En cuanto a que la mujer se cosifique en ellos, no hay duda. Pero es que la cosificación forma parte de la vida, todos somos cosificados, hombres y mujeres. O me van a decir ahora que no se cosifica a Brad Pitt. Esto no es malo, cosificamos libros, cineastas, pintores, mujeres y hombres. La cosificación es nociva cuando viene acompañada de posesión. De ahí vienen los malos tratos, de la idea de poseer a la otra persona, y esto es deplorable».
Hace Dragó una segunda lectura cuando se le pregunta si están los certámenes de belleza y los concursos de misses destinados a extinguirse si realmente se extingue la representación de las mujeres como objetos. «A pesar de su horterada, mientras se mantengan como un juego, no pasaría nada. Y esta oleada brutal de puritanismo no es nueva, ha pasado muchas veces antes, pero se va a acabar, porque es antinatural. Somos hijos de la misma naturaleza, mamíferos, y hay conductas que vienen condicionadas por la biología. No podemos hacer desaparecer el lado natural del ser humano porque, entonces, nos extinguiríamos».
Cree el novelista que la cuestión «se agudiza al calor de las redes sociales, que muestran lo peor de las personas», aunque insiste en que esto también pasará. «Será duradero en la vida virtual pero, en la real, se impondrá el sentido común».