El
periodismo en Lanzarote ha ido perdiendo en los últimos años credibilidad,
sobre todo en aquellos medios que viven de la clase política.
El ciudadano común y los colectivos sociales no pueden acercarse hoy en día a buscar ayuda de ciertos medios informativos, en determinados medios insulares, efectuar denuncias, es una pérdida de tiempo, ya que no consiguen divulgar sus problemas y sus denuncias por que estas son censuradas, por los mercenarios informativos que ponen precio a su trabajo o por meras cuestiones personales del periodista de turno.
En los últimos tiempos el periodismo ha ido perdiendo credibilidad, porque algunos responsables de los medios establecen métodos restrictivos para la publicación de muchas de las noticia, algunas veces con el viejo sistema de la censura previa, o bien, castigando o colocando en listas negras a quienes osan desenmascarar su juegos manipuladores, ocultando hechos de corrupción o cualquier otro que pueda afectar la imagen que estos gobiernos desean conservar ante su gente.
En el periodismo no es necesario demostrar una determinada ideología, el buen profesional debe presentar la noticia de la manera más objetiva e imparcial posible. Pero cuando nos aventuramos en el periodismo de opinión, entonces queda claro que el profesional va a expresar juicios propios y la noticia estará, inexorablemente, teñida por los puntos de vista ideológicos del periodista. Y esto es aceptable, siempre y cuando actúe en armonía con sus ideas y lo demuestre con la consecuente persistencia en ellas.
El ciudadano común y los colectivos sociales no pueden acercarse hoy en día a buscar ayuda de ciertos medios informativos, en determinados medios insulares, efectuar denuncias, es una pérdida de tiempo, ya que no consiguen divulgar sus problemas y sus denuncias por que estas son censuradas, por los mercenarios informativos que ponen precio a su trabajo o por meras cuestiones personales del periodista de turno.
En los últimos tiempos el periodismo ha ido perdiendo credibilidad, porque algunos responsables de los medios establecen métodos restrictivos para la publicación de muchas de las noticia, algunas veces con el viejo sistema de la censura previa, o bien, castigando o colocando en listas negras a quienes osan desenmascarar su juegos manipuladores, ocultando hechos de corrupción o cualquier otro que pueda afectar la imagen que estos gobiernos desean conservar ante su gente.
En el periodismo no es necesario demostrar una determinada ideología, el buen profesional debe presentar la noticia de la manera más objetiva e imparcial posible. Pero cuando nos aventuramos en el periodismo de opinión, entonces queda claro que el profesional va a expresar juicios propios y la noticia estará, inexorablemente, teñida por los puntos de vista ideológicos del periodista. Y esto es aceptable, siempre y cuando actúe en armonía con sus ideas y lo demuestre con la consecuente persistencia en ellas.
Lo lamentable es que cada vez es más evidente el avance del periodismo
mercenario, que puede identificarse de dos maneras:
1º) El periodista que está siempre de acuerdo con el poder de turno, y se encarga de publicitar y ponderar sus obras, sin importar que el peso de la realidad esté avalando o no sus afirmaciones.
2º) El periodista que oculta y censura la información y se muestra agresivo e insultante y pasa a convertirse en defensor incondicional de ese mismo poder que los mantienen.
Aquí es donde el periodista pasa a convertirse en un mercenario - con la acepción peyorativa de la palabra-, y pierde su prestigio social, su valor ético ante la sociedad y su dignidad como persona.
Aquí, el periodismo ha pasado a ser una más de las tantas profesiones devaluadas de un país donde cada vez es más difícil creer en la honestidad y, como dijo Discípulo, “la moral la dan por moneditas y la razón la tiene el de más guita”.
Muchos colectivos sociales en esta isla de Lanzarote, comprueban a diario la lastimosa forma de proceder de ciertos periodistas y de determinados medios informativos, que les censuran y no publican la mayoría de las denuncias que realizan. Pero matizar que no todos son iguales en esta isla, todavía quedan periodistas serios y muy profesionales.
Puntualizar que a pesar de tan vergonzante y lamentable hecho mis notas y la de muchos colectivos salen publicadas en decenas de medios, lógicamente del exterior.
1º) El periodista que está siempre de acuerdo con el poder de turno, y se encarga de publicitar y ponderar sus obras, sin importar que el peso de la realidad esté avalando o no sus afirmaciones.
2º) El periodista que oculta y censura la información y se muestra agresivo e insultante y pasa a convertirse en defensor incondicional de ese mismo poder que los mantienen.
Aquí es donde el periodista pasa a convertirse en un mercenario - con la acepción peyorativa de la palabra-, y pierde su prestigio social, su valor ético ante la sociedad y su dignidad como persona.
Aquí, el periodismo ha pasado a ser una más de las tantas profesiones devaluadas de un país donde cada vez es más difícil creer en la honestidad y, como dijo Discípulo, “la moral la dan por moneditas y la razón la tiene el de más guita”.
Muchos colectivos sociales en esta isla de Lanzarote, comprueban a diario la lastimosa forma de proceder de ciertos periodistas y de determinados medios informativos, que les censuran y no publican la mayoría de las denuncias que realizan. Pero matizar que no todos son iguales en esta isla, todavía quedan periodistas serios y muy profesionales.
Puntualizar que a pesar de tan vergonzante y lamentable hecho mis notas y la de muchos colectivos salen publicadas en decenas de medios, lógicamente del exterior.
DNI 42.903.933-D
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